El año pasado, el presidente Trump lanzó una iniciativa federal “Terminar con la epidemia del VIH: un plan para los Estados Unidos”. El objetivo es bajar las tasas de VIH en un 75% a través de todo el país en cinco años y en un 90% en 10 años. El plan apunta a lograr esta meta enfocándose en cuatro pilares de acción:

  1. Diagnosticar a todos los individuos con VIH tan pronto como sea posible después de la infección;
  1. Tratar al VIH rápida y efectivamente para alcanzar una supresión viral a largo plazo;
  1. Evitar que los individuos a riesgo se transformen en VIH positivos, incluyendo el uso de la profilaxis pre-exposición (PrEP); y
  1. Detectar y responder rápidamente a focos emergentes de VIH para una mayor reducción de nuevas transmisiones.

El plan concentra sus esfuerzos federales de prevención y tratamiento en zonas con focos de VIH a través del país. Específicamente, esto se refiere a 48 condados que junto con Washington, DC, y San Juan, Puerto Rico, representan el 50% de los nuevos casos de VIH en los últimos años. También incluye a varios estados rurales con altas tasas de VIH: Alabama, Arkansas, Carolina del Sur, Kentucky, Mississippi, Missouri y Oklahoma.

Además de los objetivos geográficos, la iniciativa utiliza vigilancia molecular, el seguimiento de los datos de VIH de los individuos para determinar dónde se está diseminando el virus y dónde enviar los recursos. El plan de los EE.UU. también financia investigación y programas que abordan comunidades a mayor riesgo de VIH, como los latinos gay y bisexuales
y latinos transgénero.