Hoy ha sido un día más calmado para mi. La fiebre y el dolor de garganta me despertaron a las 5am. No tenía muchas medicinas aquí pero al parecer una aspirina me ayudó... me acosté a las 06am pero no podía dormir. No sé a que hora volví a retomar el sueño. Tuve pesadillas con mi trabajo y volví a despertar al medio día. No sali a almorzar... hay que ahorrar dinero. No quiero pensar más en mi trabajo así que me puse a ver televisión... ¿quién diría que mañana es Navidad? Definitivamente no volveré a pasar otra Navidad con problemas en mi trabajo... te amarga todas las fiestas.

En fin, mañana muy temprano debo hacer una o dos visitas a posibles nuevos clientes... que realmente no creo que me lleven a ningún lado en el corto plazo y luego tengo una reunión con mis jefes. En promedio los demás vendedores han ingresado entre 6 a 10 contratos algunos menos. Hasta el viernes habían 20 contratos ingresados de entre los 7 vendedores que quedamos. Casi todos han ingresado algo... los que no habían ingresado... ya fueron hechados, solo falto yo. Así que mañana talvez reciba un gran regalo... mi libertad. Sea lo que sea que pase le daré gracias a Dios... si el Sr. Laplace no estaba errado (y más le vale que no lo esté) hay un plan mayor forjandose en algún lado y que yo aún no puedo ver. Aunque en realidad a pesar que me despidieran mañana mismo la verdad es que he aprendido cosas de este trabajo o mejor dicho... cosas de mi mientras he estado en este trabajo. Perdi el temor a llamar clientes, me volví más recursivo, más ordenado, más planificado con mi tiempo y a pesar de todos los problemas creo que me he probado a mi mismo que puedo soportar presión sin perder la diplomacia al trabajar entre lobos. Aunque si he tenido mis discusiones. En fin,... sea que la aventura se acabe o no.... esto que he aprendido me lo llevaré conmigo (junto con la base de datos de empresas que he llamado) y será una ganacia en mi camino. Además que ya me probé a mi mismo que siendo Hiv+ o no igual puedo trabajar donde se me de la gana.

Mi mamá me llamó por teléfono para saber como estaba, conversamos. Ellos van a ir una reunión de Navidad en la casa de unos familiares de un tío mio... y yo no estoy personalmente entusiasmado. Me parece buena idea lo de las reuniones comunitarias... desde hace ya varios años mi tío, sus cuñados (2) y sus familias y nosotros y la familia de mi hermana se reunen para pasar navidad juntos. Incluso hacen un sorteo de intercambio de regalos. Todo me parecía bien cuando regresé de Rusia hasta que poco a poco fue evidente que no todo encaja. Hace un año una persona de la familia política de mi tío le dió un regalo a mi hermana pésimo y súper barato... pero sin embargo recibieron buenos regalos de su parte. A mi me dieron solo un juego de pañuelos. Y cuando yo le regalé un peluche de mamut a mi sobrina... la familia política de mi tío lo criticó. O sea... critiquense entre su propia familia pero no a la mía... ellos son parientes de mi tío... no parientes míos. Así que definitivamente este año no participé en el intercambio de regalos y la verdad no quiero ni ir a la reunión.... hay que pagar una cuota y no quiero pagar para pasar aburrido. Talvez quedarme en casa sea una opción. Sólo.

¿Cuántas personas pasan Navidad solas en el mundo? ¿Para cuántas personas estas fechas son tristes en lugar de llenas de alegría? ¿Por cuántas razones?. Si supiera donde se reunen todos los solitarios de este mundo en Navidad me gustaría unirmeles... así ya no estariamos solos... sino que seríamos "un millón de amigos y así más fuerte poder cantar“ (como diría Roberto Carlos). Talvez si supieramos porque las personas se entristecen en estas fechas Y SI NOS IMPORTARA EN VERDAD podríamos darles una mano para poder hacer sus vidas más llevaderas.... pero estamos muy ocupados comprando regalos... preparando cenas.... y no permitiendo que el Niño Dios nazca en todos los corazones. Hoy al escuchar las noticias hubo un titular que me impresionó ”Comienza la ola de suicidios en nuestro País: Mujer saltó a un abismo en la ciudad de Quito". Pobre mujer... yo la comprendo. Bueno saltar de un puente a un abismo no es mi estilo.... pero Dios sabe que he estado ahí.... cerca de saltarlo figurativamente hablando. Talvez si la hubiera conocido... talvez la pude haber ayudado... talvez hubieramos conversado y ella se hubiera sentido al menos comprendida y talvez no se hubiera suicidado... a veces es solo cuestión de resistir un poco más y de mostrarnos como realmente somos... vulnerables. Las corazas o las capas de superman llenas de perfección para los que nunca en su vida han pensando en suicidarse y para los que todo les va bien solo consiguen una cosa... alejarlos de los demás. Y estar alejado no salva vidas. Nadie necesita valentía... solo necesitamos resistencia y paciencia y empeño por avanzar... y eventualmente sale el sol. Por eso Dios hizo los días con un principio y un final.... para que siempre después de la oscura sombra vuelva a salir el sol.

No tengo la menor idea que artículo voy a poner mañana para cerrar la mini novena Navideña, pero esté articulo a continuación ya lo tenía pre destinado para hoy, espero que lo disfruten.




LAS PREGUNTAS DE GABRIEL

Gabriel debe haberse rascado la cabeza ante esta situación.

No era dado a cuestionar las misiones que le Dios le asignaba. El envío de fuego y la división de las aguas formaban parte de una eternidad de trabajo de este ángel. Cuando Dios enviaba, Gabriel iba.

Y cuando se corrió la voz de que Dios se convertiría en hombre, Gabriel estaba entusiasmado.

Podía imaginarse el momento:

El Mesías en una carroza de fuego.

El Rey descendiendo en una nube de fuego.

Una explosión de luz de la cual surgiría el Mesías.

Eso era lo que esperaba. Lo que nunca esperó, sin embargo, es lo que recibió: un papelito con una dirección nazarena. «Dios se hará bebé», decía. «Dile a la madre que llame al niño Jesús. Y dile que no tenga temor».

Gabriel nunca era dado a cuestionar, pero esta vez sí se preguntaba.

¿Dios se hará bebé? Gabriel había visto bebés con anterioridad. Había sido líder de pelotón en la operación junco. Recordaba el aspecto del pequeño Moisés.

Eso está bien para humanos , pensó para sí. ¿Pero Dios?

Los cielos no lo pueden contener; ¿cómo podría hacerlo un cuerpo? Además, ¿has visto lo que sale de esos bebés? Realmente no le corresponde eso al Creador del universo. Los bebés deben cargarse y alimentarse, mecerse y bañarse. Imaginarse a alguna madre haciendo eructar a Dios sobre su hombro? vaya, eso sobrepasaba incluso lo que un ángel pudiese imaginar.

Y qué de su nombre? cómo era? ¿Jesús? Un nombre tan común. Hay un Jesús en cada barrio. Vaya, incluso el nombre Gabriel tiene más fuerza que Jesús. Llama al bebé Eminencia , o Majestad o Envío Celestial . Cualquier cosa menos Jesús.

Y así Gabriel se rascaba la cabeza. ¿Dónde se fueron los viejos tiempos? Los de Sodoma y Gomorra. La inundación del globo terráqueo. Espadas ardientes. Esa acción era la que le agradaba.

Pero Gabriel había recibido sus órdenes. Llévale el mensaje a María. Debe ser una muchacha especial , suponía mientras viajaba. Pero a Gabriel le esperaba una nueva sorpresa. Una mirada le bastó para saber que María no era una reina. La que sería madre de Dios no era de la realeza. Era una campesina judía que apenas había superado su acné y estaba enamorada de un muchacho llamado Pepe.

Y hablando de Pepe? ¿qué sabe este tipo? Da lo mismo que sea un tejedor en España o un zapatero en Grecia. Es un carpintero. Míralo, aserrín en su barba y un delantal para clavos atado en la cintura. ¡No me digas que Dios habrá de cenar todas las noches con él! ¡No me digas que la fuente de toda sabiduría llamará «papá» a este tipo! ¡No me digas que un obrero común será el encargado de alimentar a Dios!

¿Y si lo despiden?

¿Y si se pone fastidioso?

¿Qué pasa si decide abandonar a su familia por una bonita joven que vive en la misma calle?

¿Entonces dónde estaremos?

A duras penas podía Gabriel evitar echarse para atrás. «Esta idea que tienes sí que resulta peculiar, Dios», debe haber murmurado para sí.

¿Harán tales cavilaciones los guardianes de Dios?

¿Y nosotros? ¿Nos asombra aún la venida de Dios? ¿Nos sigue anonadando el evento? ¿La Navidad sigue causándonos el mismo mudo asombro que provocó dos mil años atrás?

Últimamente he estado formulando esa pregunta? a mí mismo. Al escribir, sólo faltan unos días para la Navidad y acaba de suceder algo que me inquieta porque el trajín de las fiestas puede estar eclipsando el propósito de las mismas.

Vi un pesebre en un centro de compras. Corrección. Apenas vi un pesebre en un centro de compras. Casi no lo vi. Estaba apurado. Visitas que llegan. Papá Noel que hace su aparición. Sermones que preparar. Cultos que planificar. Regalos que comprar.

La presión de las cosas era tan grande que casi se ignoraba la escena del pesebre de Cristo. Casi la pasé por alto. Y de no haber sido por el niño con su padre, lo habría hecho.

Pero de reojo, los vi. El pequeño niño, tres, tal vez cuatro años de edad, de pantalón vaquero con zapatillas y con la vista fija en el niño del pesebre. El padre, con gorra de béisbol y ropa de trabajo, mirando por encima del hombro del hijo, señalaba primero a José, luego a María y por último al bebé. Le relataba al pequeñito la historia.

Y qué brillo había en los ojos del niño. El asombro dibujado en su rostro. No hablaba. Sólo escuchaba. Y no me moví. Sólo observé. ¿Qué preguntas llenaban la cabeza del muchachito? ¿Habrán sido como las de Gabriel? ¿Qué cosa habrá encendido el asombro en su rostro?

¿Era la magia?

¿Y por qué será que de unos cien hijos de Dios, aproximadamente, sólo dos se detuvieron para considerar a su hijo? ¿Qué cosa es este demonio de diciembre que nos roba los ojos e inmoviliza las lenguas? ¿No es esta la temporada para hacer una pausa y plantear las preguntas de Gabriel?

La tragedia no es que no las pueda contestar, sino que estoy demasiado ocupado para formularlas.

Sólo el cielo sabe cuánto tiempo revoloteó Gabriel sobre María sin ser visto antes de respirar profundamente y comunicar la noticia. Pero lo hizo. Le dijo el nombre. Le comunicó el plan. Le dijo que no temiera. Y cuando anunció: «¡Para Dios nada es imposible!», lo dijo tanto para sí como para ella.

Pues aunque no podía responder a las preguntas, sabía quién podía hacerlo, y eso le bastaba. Y aunque no podamos obtener respuesta para todas, tomarse el tiempo necesario para formular algunas sería un buen comienzo. Cuando Dios susurra tu nombre por Max Lucado


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Sin duda alguna... hay muchas cosas que deberíamos hacer en esta navidad, muchas preguntas en las que deberíamos pensar.... y no tantas cosas que comprar. ¿No han pensado que si poco a poco disminuimos los estandares de consumismo en esta navidad talvez muchas personas más dejarán de sentirse desdichados por no tener pavo en sus mesas?. Si todo el mundo comiera pollo....todos nos sentiriamos mejor... igual, el día que todo sucedió no había champagne, ni grandes cenas, ni pavo, ni turrones, ni churrones, ni focos de colores, ni árboles.... solo habían dos personas que se amaban y que estaban recibiendo a Dios. Hoy en día tenemos todo el teatro formado con las luces para el espectaculo y la comida para el banquete.... pero no hay nadie quien lo reciba... no hay nadie que de corazón se siente y reciba a Dios o anhele su llegada. Todos estamos apurados comprando cosas al salir de la oficina.