Bueno, hoy es el segundo de la mini novena de Navidad, es la primera vez que hago una novena en toda mi vida... y lo más chistoso es que no es una novena de nueve días. jejeje. Nunca he tenido unas navidades como todos los demás... como uds talvez. Algún momento les contaré porque... pero eso tiene años de historia... habría que remontarse 30 años atrás cuando mi Padre falleció dejándome de 3 meses de nacido y mi hermana de 4 años. Dos niños pequeños con una madre jóven y sin experiencia laboral. Mi papá falleció en Septiembre debido a pancreatitis hemorrágica aguda... por beber demasiado. No quisiera imaginar como fue esa Navidad para mi mamá... y yo me quejo de la mía.

En fin, mi navidad es diferente.... nunca he tenido un arbolito de navidad, ni un pesebre en la casa. Y no exagero... nunca he tenido nada de eso y aún hoy no lo tenemos. En primera instancia era por la falta de dinero... a veces no teníamos ni cena navideña... luego las cosas mejoraron y al menos teníamos regalos.... pero se volvió costumbre no tener árbol ni pesebre... a estas alturas no siento que me haga falta... eso sumado a que nuevamente no tengo el dinero para comprarlos jejejeje. Y creo que no soy parte de la minoría... al contrario... talvez las personas sin pesebres y sin árboles de Navidad en América Latina son más que las personas que tienen la casa adornada con focos de colores, árboles inmensos, pesebres, muñecos eléctricos que cantan. Hasta la fecha veo un señor durmiendo en la calle con un árbol de navidad a su lado... ¿uds. lo han visto?.

No existe igualdad en la navidad como la vivimos hoy.... unos tienen todo y otros no tienen nada. ¿Qué clase de Navidad puede ser esa?. ¿Dónde estará el regocijo del Señor al ver eso?. No lo sé. En este momento sueño... con que el 24 de Diciembre a la media noche todas las personas en el mundo tuvieran un vela encendida... así esten en un refugio, o durmiendo bajo un puente... o aunque esten drogados para mitigar los efectos del hambre y de la cena de navidad NO existente que tendrán. No se necesita un árbol de navidad ni un pesebre... una luz basta. Desearía ver el mundo iluminado en Navidad... sin ufanarse tanto por las posesiones... pero limpiando su corazón en humildad. No tengo nada pensado para mi navidad... creo que con mis últimos 5 usd compraré un pollo asado y una botella de cola y esa será mi cena Navideña. Y está bien para mi... de hecho creo que estoy comiendo un poco más de lo que comieron José y María aquella noche. No sé de donde salió la idea de que tenemos que llenarnos de adornos y cosas en estas fechas.

Mi jefe me llamó hoy a las 10am, para el típico interrogatorio. Ya me tienen podrido. Me preguntó que tengo para cerrar el día lunes, como estaba medio dormido y como quería sacarmelo de encima le dije que la Cámara de Comercio, pero la verdad es que no tengo nada para cerrar. A los lugares que estoy yendo aún ni me atienden y no sé si querrán comprar. Hay reunión a las 8.30am en la oficina el Lunes 24 de Diciembre. Ya estoy cansado de todo esto.

Mis compañeros de trabajo me llamaron al medio día asumo que para invitarme a farrear... pero les dije que no podía porque estaba enfermo. Además, ¿a quién le gustaria salir de farra con los lobos?. Es como esa pelicula “Danza con los lobos” o algo así. No son malas personas pero buscan tanto tener un sentimiento de superioridad sobre los demás que hacen bromas duras “¿para qué sigues llamando empresas si ya te vas? ¡¡¡Por gusto pasando tiempo!!!”. Esas son sus bromas.... otra cosa que me dijeron el día viernes fue "¿Pero para qué llamas si ya te dijeron que te vayas? ¿Ya no te votaron?". Es como los perros... cuando se muerden entre ellos para demostrar fortaleza y saber quien manda. Yo saco mis dientes y ladro.... para defenderme... pero no estoy interesado en salir a bailar con gente así, además que no podría... he seguido enfermo todo el día.

Ayer después de escribir el post no pude dormir y me topé en el messenger con Sean, un amigo de los foros que es de Asia... conversamos mucho.... sobre el suicidio... sobre la vida, el cansancio... el más allá. Es bueno poder conversar con alguien sin que te mire como trasto viejo o como cosa rara cuando mencionas el suicidio. Como él bien dijo "todos hemos pensado en el suicido alguna vez en nuestras vidas... pero no todos quieren aceptarlo“. Sean tiene como 40 años y me contó que a los 15 o 16 quiso suicidarse... talvez porque tenía disordenes bipolares.... lo cual me dejó pensando, ¿será que yo también estoy así? a lo mejor no soy bipolar sino tripolar... o peor... a lo mejor no tengo ningún polo por eso ando por ahí como oveja descarriada :). No recuerdo si les conté.... pero para todos los que se escandalizan con mi blog y con mi depresión... creo que ya es hora que sepan que es un constante muy común entre los pacientes seropositivos, al menos en sociedades que no son tan juzgadoras como las latinas... muchas personas deben recibir medicación contra la depresión a la par que sus medicinas anti retrovirales. Y no es algo raro... es algo que pasa. Yo ... pensé que no me tocaría... quería demostrar que era fuerte... así me enseñaron... para que la gente luego no hable y diga ”uy miralo él es débil". Todos nos comportamos como perros, ¿sí o no?. Creo que ese es uno de los peores males de América Latina... el que nos hayamos hecho tan salvajes... intentando morder a los demás o despellejarlos para poder demostrar que somos mejores... que somos más buenos.

En fin, la conversación con Sean fue súper buena... conversamos mucho sobre la vida, la muerte... sus ganas de vivir ahora... y mi cansancio. Es tan buena persona que puso un post en los foros pidiéndole a la gente que me escriba para darme ánimos.... y cuando abrí mi correo en la mañana encontré varios mensajes. Ninguno me juzgaba... solo me decían que me deseaban lo mejor. Conversé con Sean hasta casi las 5am.

Luego dormi y hoy he vivido solo la mitad de mi día... con fiebre constante... dolor a la garganta... y sueño intermitente... dormía, despertaba... dormía... despertaba. No salía a almorzar ni desayuné. Solo me comi una lata de atún y unos chocolates. Luego me acosté a dormir. Fantasiaba con que alguien viniera a mi casa y se preocupara por mi.... pero nadie vino. He estado solo todo el día... ni mi mamá sabe que estoy enfermo creo. No he querido decírselo.... creo que mi situación como tal también altera los nervios de mi familia y ellos han de tener cosas en las que preocuparse... así que me quedé solo. Como siempre ha sido. Llamé a una persona para conversar (no me pregunten a quien... me darían un coscorron) me dijo que estaba ocupada y que me devolvía la llamada luego.... nunca lo hizo. Y fue mejor así. Me dormi... y me desperté a las 8pm con fiebre y dolor otra vez. Pero decidí ir a comer... morir de inanición no debe ser divertido. Me tomé una eraldor y ha hecho que me baje un poco la fiebre y el dolor a la garganta pero no sé hasta cuando.

Y me puse a escuchar música... tengo como casi 500 mp3 en mi computadora (no compro cds por obvias razones) ... ah cierto, mi compu se me apaga sola de vez en cuando. Tengo una suerte.... Bueno, tengo muchas canciones románticas..... en especial de una cantante que me parece espectacular Sade, si tienen como oír canciones de ella se las recomiendo. Bueno digamos que ahora me encuentro un poco mejor que ayer... con un sentimiento de soledad y algo de paz. Me siento como si estuviera en el desierto o en la cima de una montaña en la noche... solo. Sin nadie alrededor solo los sonidos que me gustan. Creo que a veces es bueno estar solo... te da tranquilidad. ¿Vieron la luna hoy? ¿No es genial?. Me encanta la luna llena, a veces quisiera tomarle fotos... pero nunca salen bien (ya hice el intento). Creo que es una de las cosas más hermosas que Dios a creado.

Bueno, ahora sí ya es hora de comenzar con la novena.... este es otro artículo del libro de Max Lucado que les comenté... espero que lo disfruten.




HEROES OCULTOS

Los verdaderos héroes son difíciles de identificar. No parecen héroes. He aquí un ejemplo.

Entra conmigo a un húmedo calabozo en Judea. Atisba a través de la pequeña ventana en la puerta. Considera el estado del hombre que está en el piso. Acaba de inaugurar el movimiento más grande de la historia. Sus palabras hicieron estallar una revolución que abarcará dos milenios. Historiadores futuros lo describirán como denodado, noble y visionario.
Pero en este momento parece cualquier cosa menos eso. Mejillas hundidas. Barba apelmazada. Confusión dibujada en su rostro. Se inclina hacia atrás apoyándose en la fría pared, cierra sus ojos y suspira.

Juan nunca conoció la duda. Hambre, sí. Soledad, con frecuencia. ¿Pero duda? Nunca. Sólo cruda convicción, pronunciamientos despiadados y áspera verdad. Tal era Juan el Bautista. Convicción tan feroz como el sol del desierto.

Hasta el momento. Ahora se ha bloqueado el sol. Ahora su coraje mengua. Ahora vienen las nubes. Y ahora, al enfrentarse a la muerte, no levanta un puño de victoria; sólo eleva una pregunta. Su acto final no es una proclama de valor, sino una declaración de confusión: «Averigüen si Jesús es o no el Hijo de Dios».

El precursor del Mesías le teme al fracaso. Averigüen si he dicho la verdad. Averigüen si he enviado a la gente al Mesías correcto. Averigüen si he estado en lo cierto o si he sido engañado . (Mateo 11:2)

No suena demasiado heroico, ¿verdad?
Preferiríamos que Juan muriese en paz. Preferiríamos que el pionero alcanzase a vislumbrar la montaña. Parece ser poco justo que se le conceda al marinero la vista de la costa. Después de todo, ¿no se le permitió a Moisés una vista del valle? ¿No es Juan el primo de Jesús? Si alguno merece ver el final de esa senda, ¿no es él?
Aparentemente no.

Los milagros que profetizó, nunca los vio. El reino que anunció, nunca conoció. Y del Mesías que proclamó, ahora duda.

Juan no tiene la apariencia del profeta que sería la transición entre la ley y la gracia. No tiene aspecto de héroe.

Los héroes rara vez parecen serlo.

¿Permites que te lleve a otra prisión para un segundo ejemplo?

En esta ocasión la cárcel está en Roma. El hombre se llama Pablo. Lo que hizo Juan para presentar a Cristo, lo hizo Pablo para explicarlo. Juan despejó el camino; Pablo erigió pilares de señalización.

Al igual que Juan, Pablo dio forma a la historia. Y al igual que Juan, Pablo habría de morir en la cárcel de un déspota. No hubo titulares que anunciasen su ejecución. Ningún testigo registró los hechos. Cuando el hacha golpeó el cuello de Pablo, los ojos de la sociedad no parpadearon. Para ellos Pablo era un representante peculiar de una extraña fe.

Espía hacia adentro de la prisión y míralo tú mismo: doblado y frágil, esposado al brazo de un guardia romano. He aquí el apóstol de Dios. ¿Quién sabe cuándo fue la última vez que su espalda sintió una cama o su boca degustó una buena comida? Tres décadas de viaje y dificultades, ¿y qué sacó de todo eso?

Hay peleas en Filipo, competencia en Corinto, los legalistas pululan en Galacia. Creta está plagada de amantes de dinero. Éfeso está acechada por mujeriegos. Incluso algunos de los amigos de Pablo se han puesto en su contra.

En total bancarrota. Sin familia. Sin propiedad. Corto de vista y desgastado.
Es verdad que vivió momentos destacados. Habló una vez con un emperador, pero no pudo convertirlo. Dio un discurso en un club de hombres del Areópago, pero no se le volvió a pedir que hablase allí. Pasó unos pocos días con Pedro y los muchachos en Jerusalén, pero al parecer no lograron congeniar, así que Pablo se dedicó a recorrer los caminos.

Y nunca se detuvo. Éfeso, Tesalónica, Atenas, Siracusa, Malta. La única lista más larga de su itinerario fue la de su mala fortuna. Lo apedrearon en una ciudad y en otra quedó varado. Casi se ahoga tantas veces como casi se muere de hambre. Si permanecía más de una semana en un mismo sitio, a lo mejor se trataba de una prisión.

Nunca percibió salario. Debía costearse sus viajes. Mantuvo un trabajo a tiempo parcial en forma paralela para cubrir sus gastos.

No parece un héroe.

Tampoco suena como uno. Se presentaba como el peor pecador de la historia. Fue un matacristianos antes de ser un líder cristiano. En ocasiones su corazón estaba tan apesadumbrado que su pluma cruzaba la página arrastrándose. «¡Qué hombre tan miserable soy! ¿Quién me rescatará de este cuerpo de muerte?» ( Romanos 7.24 , NVI).

Sólo el cielo sabe cuánto tiempo se quedó mirando la pregunta antes de juntar el coraje necesario para desafiar a la lógica y escribir: «¡Gracias a Dios, por medio de Jesucristo nuestro Señor!» ( Romanos 7.25 , NVI).

Un minuto controla la situación; al siguiente duda. Un día predica; al siguiente está en prisión. Y es allí donde me gustaría que lo observases. Míralo en la prisión.
Simula que no lo conoces. Eres un guardia o un cocinero o un amigo del verdugo, y has venido para echarle un último vistazo al tipo mientras afilan el hacha.

Lo que ves que arrastra los pies al desplazarse por su celda no es gran cosa. Pero cuando me inclino hacia ti y te digo:

-Ese hombre determinará el curso de la historia.

Te ríes, pero sigo.

-La fama de Nerón se desvanecerá ante la luz de este hombre.

Te das vuelta con expresión de asombro. Continúo.

-Sus iglesias morirán. ¿Pero sus pensamientos? Al cabo de doscientos años sus pensamientos afectarán la enseñanza de cada escuela de este continente.

Mueves la cabeza.

-¿Ves esas cartas? ¿Esas cartas garabateadas en pergamino? Se leerán en miles de idiomas e impactarán todo credo y constitución de importancia del futuro. Cada figura de relevancia las leerá. Las leerán todas.

Ahí fue que reaccionaste.

-De ninguna manera. Es un hombre viejo de fe extraña. Lo matarán y olvidarán antes de que su cabeza golpee contra el piso.

¿Quién podría estar en desacuerdo? ¿Cuál pensador racional opinaría lo contrario?

El nombre de Pablo volaría como el polvo en el que habrían de convertirse sus huesos.

Asimismo los de Juan. Ningún observador equilibrado pensaría de manera diferente. Ambos eran nobles, pero pasajeros. Denodados, pero pequeños. Radicales, pero inadvertidos. Nadie, repito, nadie, se despidió de estos hombres pensando que sus nombres se recordarían por más de una generación.

Sus compañeros simplemente no tenían forma de saberlo? y tampoco nosotros.

Por eso, un héroe podría ser tu vecino sin que lo supieses. El hombre que cambia el aceite de tu auto podría ser uno. ¿Un héroe en ropa de trabajo? A lo mejor. Quizás al trabajar ora, pidiéndole a Dios que le haga al corazón del conductor lo que él le hace al motor.

¿La encargada de la guardería donde deja a sus hijos? Tal vez. Quizás sus oraciones matinales incluyen el nombre de cada niño y el sueño de que alguno de ellos llegue a cambiar al mundo. ¿Quién sabe si Dios no escucha?

¿La oficial del centro a cargo de los que están en libertad condicional? Podría ser un héroe. Podría ser la que presenta un desafío a un ex convicto para que desafíe a los jóvenes para que a su vez reten a las pandillas.

Lo sé, lo sé. Estas personas no encajan en nuestra imagen de un héroe. Parecen demasiado, demasiado? bueno, normales. Queremos cuatro estrellas, títulos y titulares. Pero algo me dice que por cada héroe de candilejas, existen docenas que están en las sombras. La prensa no les presta atención. No atraen a multitudes. ¡Ni siquiera escriben libros!

Pero detrás de cada alud hay un copo de nieve.

Detrás de un desprendimiento de rocas hay un guijarro.

Una explosión atómica comienza con un átomo.

Y un avivamiento puede empezar con un sermón.

La historia lo demuestra. John Egglen nunca había predicado un sermón en su vida. Jamás.
No es que no quisiera hacerlo, sólo que nunca tuvo la necesidad de hacerlo. Pero una mañana lo hizo. La nieve cubrió de blanco su ciudad, Colchester, Inglaterra. Cuando se despertó esa mañana de domingo de enero de 1850, pensó quedar en casa. ¿Quién iría a la iglesia en medio de semejante condición climática?

Pero cambió de parecer. Después de todo era un diácono. Y si los diáconos no iban, ¿quién lo haría? De modo que se calzó las botas, se puso el sombrero y el sobretodo, y caminó las seis millas hasta la iglesia metodista.

No fue el único miembro que consideró la posibilidad de quedarse en casa. Es más, fue uno de los pocos que asistieron. Sólo había trece personas presentes. Doce miembros y un visitante. Incluso el ministro estaba atrapado por la nieve. Alguien sugirió que volviesen a casa. Egglen no aceptó esa posibilidad. Habían llegado hasta allí; habría una reunión. Además, había una visita. Un niño de trece años.

Pero, ¿quién predicaría? Egglen era el único diácono. Le tocó a él.
Así que lo hizo. Su sermón sólo duró diez minutos. Daba vueltas y divagaba y al hacer un esfuerzo por destacar varios puntos, no remarcó ninguno en especial. Pero al final, un denuedo poco común se apoderó del hombre. Levantó sus ojos y miró directo al muchacho y le presentó un desafío: «Joven, mira a Jesús. ¡Mira! ¡Mira! ¡Mira!»

¿Produjo algún cambio ese desafío? Permitan que el muchacho, ahora un hombre, conteste: «Sí miré, y allí mismo se disipó la nube que estaba sobre mi corazón, las tinieblas se alejaron y en ese momento vi el sol».

¿El nombre del muchacho? Charles Haddon Spurgeon. El príncipe de predicadores de Inglaterra. [1.041 ilustraciones, ideas y exposiciones para sermones], recopiladas y editadas por A. Gordon Nasby, Baker, Grand Rapids, 1976, pp. 180?81.

¿Supo Egglen lo que hizo? No.

¿Saben los héroes cuando realizan actos heroicos? Pocas veces.

¿Los momentos históricos se reconocen como tales cuando suceden?

Ya sabes la respuesta a esa pregunta. (Si no, una visita al pesebre te refrescará la memoria.)

Rara vez vemos a la historia cuando se genera y casi nunca reconocemos a los héroes. Y mejor así, pues si estuviésemos enterados de alguno de los dos, es probable que arruinaríamos a ambos.

Pero sería bueno que mantuviésemos los ojos abiertos. Es posible que el Spurgeon de mañana esté cortando tu césped. Y el héroe que lo inspira podría estar más cerca de lo que te imaginas.

Podría estar en tu espejo.Cuando Dios susurra tu nombre por Max Lucado

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Y quiero compartir con uds. un regalo que me hicieron los chicos de los foros... una linda canción de navidad que ya casi había olvidado. Que las cosas mejoren para todos nosotros.

José Luís Perales - Canción para la Navidad (22-12-85)